En nuestro repaso de los tres modelos germanos más distintivos del segmento D Premium, y tras la prueba del Audi A4 2.0 TDI Multitronic que os ofrecimos hace un par de semanas, ahora le llega el turno al representante de la firma de Múnich, el BMW 420d Coupé.
Algunos diréis que tenía que haber estado aquí presente el BMW Serie 320d, y no os faltará razón pero, la verdad sea dicha, nos apetecía mucho más probar esta variante coupé, de tintes claramente más deportivos. Y es que, como la inmensa mayoría ya conoceréis, aun a riesgo de parecer pesados, la marca alemana decidió diferenciar las versiones encaminadas a un uso más práctico y aburguesado, identificándolas con series impares, reservando las denominaciones pares para las más dinámicas, continuando la herencia de los míticos coupés de las series 6 y 8 de BMW. Todo lo anteriormente dicho es cierto salvo una rara excepción que no responde a este planteamiento, y es el caso del BMW Serie 2 Active Tourer, con el que pudimos tener una toma de contacto hace pocas semanas.
Es decir frente a la berlina de la Serie 3, ahora no existe un Serie 3 Coupé, sino que éste se ha transformado en Serie 4 Coupé, que es el modelo que traemos hoy ante vosotros.
Esta nueva Serie 4 deriva del prototipo BMW Concept 4 Coupé, que se pudo ver por vez primera en el Salón del Automóvil de Detroit (NAIAS) a principios de 2013, para ser finalmente lanzada en el mercado español a finales de dicho año.
Siendo fiel al espíritu BMW de ofrecer en todos sus modelos un amplio abanico de posibilidades de elección este nuevo coupé deportivo no iba a quedarse atrás en este aspecto, contando nada menos que con 3 carrocerías diferentes: Coupé, Cabrio y Gran Coupé (con la que tuvimos una toma de contacto meses atrás); hasta 8 mecánicas (4 de gasolina y otras 4 alimentadas por gasóleo), con potencias que van desde los 184 CV hasta los 431 CV del deseado BMW M4 Coupé; y por último 3 Líneas de equipamiento (Sport, Luxury y Modern) además del Paquete deportivo M.
A todo ello hay que añadir una completa lista de accesorios originales BMW para completar un vehículo a nuestro gusto y, si queremos, totalmente exclusivo. Así que el que no encuentre un BMW Serie 4 que se adapte a sus necesidades es porque no quiere… o no puede pagarlo…
Pero veamos, punto por punto, cuáles son sus principales rasgos distintivos:
Exterior
Respecto a la anterior generación del Serie 3 Coupé, al que viene a sustituir, el nuevo modelo crece en casi todas sus proporciones. La longitud aumenta en apenas 26 mm, llegando hasta los 4,638 metros, mientras que la anchura lo hace en 43 mm, siendo ahora de 1,825 metros (2,017 metros con los espejos laterales desplegados). Por su parte la altura se sitúa en los 1,377 metros (16 mm menor). Lo que sí aumenta en mayor proporción es la distancia entre ejes con 2,810 metros (50 mm adicionales), mientras que los voladizos muestran unas dimensiones bastante contenidas (787 mm el delantero y 1041 mm el trasero).
Como es lógico, este BMW Serie 4 mantiene muchos rasgos comunes con el Serie 3 de la actual generación, del que deriva, pero se trata de un modelo totalmente diferente, que rezuma deportividad por sus cuatro costados, con una silueta que francamente resulta mucho más atractiva que la de la berlina.
En nuestro caso esta sensación se veía acrecentada al añadir la línea de acabado Sport, que realza sus rasgos gracias a la presencia de diversos elementos en color negro brillante en contraste con el color Alpinweiss con el que estaba pintada la carrocería.
Si comenzamos el análisis por el frontal nos sorprende por su apariencia baja y ancha. Allí nos encontraremos con la doble parrilla ovoide característica de la marca de Múnich (sus conocidos riñones), ligeramente más achatados que los de otros modelos, un borde cromado rodea en cada una de ellas, que cuenta con 9 bandas verticales de color negro brillante, y se unen sin solución de continuidad con los grupos ópticos. Éstos consisten en faros dobles dotados de tecnología Xenón, tanto para la luz de cruce como la de carretera, además de unas vistosas luces de día, formadas por unos aros LED que rodean a las ópticas principales. En el extremo se sitúan los intermitentes, mientras que las luces antiniebla, también redondas, se desplazan a la zona inferior del paragolpes en unas falsas tomas de aireación de color negro.
La zona más baja de dicho paragolpes cuenta con formas más voluptuosas, donde se disimula a la perfección una gran toma de aireación central, que sirve para encauzar el aire fresco tanto hacia el radiador como al intercooler, garantizando la refrigeración de los órganos mecánicos.
Cuando lo observamos desde un lateral es cuando verdaderamente salen a relucir las diferencias con el vehículo que le sirve como base. Y hemos de reconocer que nos gusta (y mucho) lo que vemos.
Lo primero que nos llama la atención es su bajo y alargado capot que se prolonga en un parabrisas muy tendido y en un techo de forma ligeramente abombada, para dar cabida sin agobios a los ocupantes de las plazas delanteras. A partir del pilar B el techo desciende de una forma mucho más suave, hasta unirse con la tapa del maletero, que presenta un pequeño resalte en su parte final a modo de disimulado alerón.
Fruto de todo ello es la consecución final de un coeficiente aerodinámico Cx de 0,28 lo que da idea del laborioso estudio del conjunto y las innumerables horas de trabajo en el túnel de viento que han sido necesarias por parte de los ingenieros para obtener unas líneas eficientes pero al mismo tiempo sumamente atractivas.
Las grandes puertas son también símbolo de identidad de todo modelo coupé que se precie, facilitando el acceso a los ocupantes de las plazas delanteras y, en gran medida, también a los de las traseras. Pero si por algo destacan es, una vez abiertas, por carecer de montante superior, un rasgo más de diferenciación de este tipo de modelos. Los espejos se sitúan en ellas pero en el extremo de la ventana y, en nuestro caso, están decorados en el mismo color de la carrocería, aunque están disponibles diferentes acabados. También integran los intermitentes laterales que son de tipo LED.
El mayor inconveniente que presenta este tipo de puertas viene dado a la hora de estacionar nuestro vehículo en batería, y es que tendremos que tener máxima cautela pues necesitaremos plazas de aparcamiento casi hechas a medida o nos encontraremos con la desagradable sorpresa de no poder entrar o salir del vehículo, o hacerlo a duras penas.
Como parte del acabado Sport Line el pilar B está pintado en color negro brillante, lo que unido al tintado de los cristales posteriores contribuye a lograr una apariencia todavía más atractiva. La línea de cintura se inicia en los faros delanteros y continúa hasta los grupos ópticos traseros, elevándose poco a poco y contribuyendo a acentuar las afiladas formas de esta carrocería, apoyada en otro resalte en la zona inferior, que discurre casi paralelo al anterior.
Unas curiosas aberturas, similares a un boomerang, nos sorprenden en las aletas, tras las ruedas delanteras. El nombre que BMW les ha dado es el de air breather y no son otra cosa que unas salidas de las cortinas de aire que fluyen a lo largo de la superficie exterior de las ruedas delanteras y cuya entrada está disimulada junto a los antiniebla delanteros. Se supone, y hemos de creérnoslo, que se han estudiado para reducir las turbulencias y que reduzcan el consumo de combustible a altas velocidades.
Tampoco podemos dejar de mencionar las bonitas llantas de aleación ligera de 18 pulgadas de diámetro, de 5 radios dobles, en las que se montan unos neumáticos Pirelli Cinturato P7 Run Flat en medidas 225/45 R18 91Y.
La zaga de este BMW 420d Coupé se define, como ya hemos mencionado, por un cristal posterior que desciende suavemente desde el techo hasta alcanzar la tapa del maletero. Ésta es corta y con un ligero resalte en forma de apéndice aerodinámico, justo encima del lugar establecido para ubicar el emblema de la marca y la denominación del modelo.
Los grupos ópticos traseros, de grandes dimensiones y con sus características formas en L, están divididos en dos partes, una solidaria con la carrocería y otra que se sitúa en la propia tapa del maletero. Se sirven de la tecnología LED para realizar su función y garantizar una óptima visibilidad.
El paragolpes no presenta unas formas muy espectaculares (para esos tenemos las versiones dotadas del pack M o las firmadas por BMW Motorsport), y como únicos elementos destacables podemos mencionar la presencia de unos estrechos catadióptricos, amén de una pequeña banda en color negro brillante que lo recorre horizontalmente (perteneciente al equipamiento Sport Line) y una más que discreta salida de escape en su parte inferior izquierda.
Interior
Una vez abrimos la gran puerta que nos dará acceso al interior lo primero que nos llama la atención es la baja ubicación del asiento, muy pegado al suelo, lo que hará que casi tengamos que tirarnos sobre él para colocarnos ante el puesto de conducción. Quizá para algunos conductores fuera de forma no resulte muy de su gusto pero, por el contrario, a los amantes de la conducción deportiva nos permitirá sentir mejor las reacciones del coche (aparte de rebajar el centro de gravedad del vehículo, ya de por sí el más bajo de entre los modelos de la firma alemana).
Superado este inconveniente, podremos encontrar fácilmente la postura idónea de conducción gracias a los múltiples reglajes eléctricos con los que están dotados los excelentes asientos deportivos, en conjunción con la regulación (de tipo mecánico) en altura y profundidad de la columna de dirección.
Estos asientos nos han gustado mucho, pues sin caer en la ostentación y radicalidad mostradas por otros fabricantes, demuestran que se puede conjuntar la comodidad en viajes largos con la sujeción en conducción deportiva. Están forrados en cuero de primera calidad y cuentan además con una extensión regulable de la banqueta, muy útil para descansar las pantorrillas y sentir mejor lo que el vehículo nos pide en cada momento.
A la hora de abrocharse el cinturón de seguridad y dado el gran tamaño de las puertas podríamos pensar que se trata una labor complicada, propia de un contorsionista, pero los ingenieros de BMW se han adelantado a nuestros pensamientos y han diseñado un dispositivo, que emerge del guarnecido trasero, a la altura del pilar B, acercándolos hacia adelante hasta que podamos asirlos cómodamente.
Una vez sentados en el puesto de conducción se muestra ante nosotros toda una experiencia BMW, disfrutando de un ambiente ya conocido en las últimas creaciones del fabricante bávaro. Esto quiere decir que primará cierta sobriedad sobre un exceso de botonería o formas excesivamente recargadas. No obstante la firma de Múnich está dando indudables pasos hacia adelante cara a atraer un público más joven, y la prueba la tenemos en el renovado lenguaje de diseño interior que pudimos disfrutar en nuestra prueba del BMW Serie 2 Active Tourer, y que marca la pauta a seguir en los próximos modelos de la marca.
Pero centrándonos en este BMW 420d Coupé podemos observar como todos los mandos y controles se agrupan alrededor del conductor, facilitando enormemente su labor y evitando molestas distracciones. El volante de nuestra unidad era sencillamente perfecto, no en vano se trataba del modelo opcional M, de tres radios, con un grosor de aro y tacto del cuero idóneos. Además desde él podemos gobernar el equipo multimedia, el teléfono Bluetooth o el ordenador de viaje, además del limitador/regulador de velocidad.
Justo detrás se sitúan las palancas que gobiernan las luces e intermitentes por un lado o el limpiaparabrisas por otro. Lamentablemente en esta unidad no estaban acompañadas por las levas de la caja de cambio automática que permiten un uso más deportivo, al poder subir y bajar de marcha manualmente sin despegar las manos del volante.
El cuadro de relojes, muestra la estampa típica de la casa con dos grandes esferas encargadas de indicarnos las revoluciones del propulsor y la velocidad a la que circulamos, y otras dos más pequeñas en los laterales destinadas al nivel de combustible y la temperatura del líquido refrigerante. También encontramos un indicador de consumo instantáneo que en el modo de conducción modo ECO PRO se transforma en un medidor de la eficiencia de nuestra conducción, o el ordenador de viaje, en la parte inferior (que queda tapado parcialmente por el núcleo del volante…). Pero quizá echamos en falta una pantalla multifunción mayor que muestre más información en el centro del cuadro, en lugar de proliferar los testigos luminosos.
El salpicadero se presenta ante nosotros con una sucesión de superficies escalonadas y entrecruzadas, tanto en plástico blando de excelente tacto como con otras zonas lacadas en negro (muy difíciles de mantener inmaculadas…). Todo él está recorrido por una banda de color rojo, proveniente de la línea Sport que equipaba nuestra unidad, que contrasta especialmente sobre el fondo negro, y que se aprecia también en las puertas, siendo del mismo tono que los pespuntes de la tapicería de cuero.
Está presidido en su parte superior por una gran pantalla multifunción de 8,8 pulgadas que nos permite controlar la mayoría de los sistemas del vehículo, desde el navegador Professional, pasando por el excelente equipo de audio, los servicios BMW ConnectedDrive, hasta los diferentes parámetros de configuración del vehículo o los modos de conducción.
Los aireadores centrales, que rodean los pulsadores de los intermitentes de emergencia y el bloqueo de puertas se sitúan justo encima del resto de controles del sistema de audio, que forman un conjunto con los mandos del sistema de climatización bi-zona, de excelente rendimiento y en el que se incluyen también los botones que activan los asientos calefactables.
Si nos desplazamos ya hacia la consola central, contamos con la presencia de un pequeño hueco con tapa y de una bandeja extraíble que permite el acceso a los posavasos. Pero todo ello no es sino el preludio de uno de los elementos más destacados de este modelo (junto con el propulsor) como es la palanca que gobierna la caja de cambios automática Steptronic de 8 velocidades, todo un prodigio de suavidad y de los que hablaremos más adelante cuando nos refiramos al apartado dinámico de este BMW 420d Coupé.
A su lado se encuentra el pulsador del Driving Experience Control, que gestiona los diversos modos de conducción (ECO PRO, COMFORT, SPORT y SPORT+), además del mando de control iDrive Touch, con el que podremos manejar cómodamente con una sola mano los diferentes menús del sistema multimedia y de navegación o, gracias a su superficie táctil introducir fácilmente la información que deseemos.
Nos sigue llamando la atención la presencia de un freno de mano de tipo mecánico (cosa que agradecemos los conductores más racing) en lugar del más habitual de tipo eléctrico. A su lado encontraremos, por último, una guantera central de mayor tamaño que ejerce a la vez las funciones de apoyabrazos.
Al contrario de lo que sucede con la berlina de la Serie 3, dotada de 5 plazas útiles, estamos ante un coupé 2+2. Esto quiere decir que el habitáculo ha sido planteado exprofeso para cuatro ocupantes, dos en las plazas delanteras y otros 2 en las traseras. Los diseñadores no se han andado con medias tintas, nada de ofrecer una tercera plaza posterior de compromiso. Dado el carácter más deportivo de este modelo se ha optado por unas plazas traseras que traten mejor a sus ocupantes, con unas formas muy marcadas (al menos en la banqueta, no tanto en el respaldo) que impidan que se mueva el cuerpo cuando se conduce a buen ritmo, y a la vez disponer de un espacio central donde se ubican una pequeña guantera y unos posavasos.
Debido a la caída del techo, a partir del montante B, la cota en altura disponible para los ocupantes de estas plazas es algo más que justa. Es decir, si mides poco más de 1,75 metros no te gustará viajar en ellas y si te ves en la obligación de hacerlo es posible que acabes con una molesta torticolis… En cambio el espacio para las piernas es generoso.
Los respaldos de los asientos traseros pueden abatirse de forma asimétrica, en nuestro caso en una proporción 40/20/40, muy útil a la hora de transportar bultos más largos sin por ello tener que inutilizar completamente dichas plazas.
Maletero
Como ya dijimos en nuestra anterior prueba curiosamente la capacidad del maletero de las tres berlinas Premium de este segmento D, pertenecientes a las tres grandes marcas alemanas, es idéntica, con 480 litros. En el caso del modelo que hoy probamos, el BMW 420d Coupé, el volumen se reduce ligeramente hasta alcanzar los 445 litros. Esta diferencia se debe al rediseño de su parte posterior, con respecto al de la berlina, mermando esa pequeña cantidad.
No obstante el atractivo coupé germano sigue ofreciéndonos un maletero más que aceptable, en el que podremos acomodar sin problemas el equipaje de sus cuatro ocupantes para un viaje de una semana. Sus regulares formas nos permiten aprovechar hasta el último resquicio. Su interior está tapizado completamente en moqueta gris, no dejando ver nada de chapa, y también se han protegido con un recubrimiento plástico los brazos que sustentan la tapa del maletero cuando se abre. Dicha tapa, una vez levantada, se posiciona verticalmente, dejándonos un generoso hueco a través del cual podremos acomodar en el interior del maletero enseres de considerable tamaño.
Dispondremos también de dos prácticos huecos donde colocar pequeños objetos. El de la izquierda dotado, además, de una red para evitar que los objetos allí depositados se muevan por el resto del maletero. También contaremos con anillas donde enganchar una red de carga o unos pulpos y hasta una toma de corriente, tipo mechero, de 12 voltios.
Si nos vemos en la necesidad de transportar bultos de mayor longitud siempre podremos recurrir a abatir el respaldo de los asientos posteriores en una proporción 40/20/40 (opcional, la original es una mucho más habitual 40/60). Esta operación se puede llevar a cabo desde los propios asientos o bien, mucho más facilmente, desde unos tiradores situados en la parte superior del maletero.
Cuando levantemos el fondo rígido que recubre el suelo del maletero nos toparemos con un hueco donde colocar el segundo triángulo de emergencia (el otro tiene una ubicación específica en el interior de la tapa), el extintor o el sempiterno kit reparapinchazos (líquido y compresor), además de otros pequeños objetos de uso menos habitual o que no queremos que se vean. Nada que se asemeje a una rueda de repuesto…
En unos días continuaremos con la segunda entrega de esta prueba a fondo del BMW 420d Coupé.
Galería de imágenes: