Esta semana, en Coches.com, os traemos la prueba del Land Rover Discovery, uno de esos vehículos que, para nuestra desgracia, cada vez van escaseando más entre la actual oferta disponible en el mercado, ensombrecidos por el imparable éxito de los SUV, todocamino e incluso crossover y, al mismo tiempo, por las más restrictivas regulaciones para su uso fuera de carretera.
Pocos auténticos todoterreno de esta índole sobreviven en los catálogos. Y, si nos referimos en concreto al de la británica Land Rover (bajo el paraguas de la india Tata…), vemos que una marca verdadera referencia de la categoría también ha tenido (y sabido) adaptarse a esta tendencia, pero permaneciendo fiel a su incuestionable tradición campera. Por poco tiempo podremos adquirir aún el mítico Land Rover Defender (del que ya se han lanzado sus tres últimas ediciones limitadas a modo de despedida, denominadas Defender Celebration Series) y mucho nos tememos que lo mismo acabará sucediendo con este Land Rover Discovery, tal y como lo conocemos hoy en día…
De hecho ya se ha desarrollado un nuevo modelo dentro la gama del fabricante británico que ha tomado parte de su nombre, nos referimos Land Rover Discovery Sport, mucho más moderno y tecnológico y con líneas claramente heredadas de los exitosos Evoque, Range Rover y Range Rover Sport. Pero los Defender y Discovery son otra cosa…
Por nuestras manos han pasado algunos de los modelos de la gama SUV del fabricante anglosajón: tanto el que en su momento inició este cambio de tendencia, el atractivo Range Rover Evoque, como el Land Rover Freelander y posteriormente el no menos impresionante Range Rover Sport. Ahora le toca el turno a un todoterreno con mayúsculas como es el Land Rover Discovery, modelo icónico que durante el pasado 2014 celebró su 25º aniversario, y que desde su lanzamiento en 1989 ha vendido más de 1 millón de unidades.
Para todos aquellos que desconozcáis sus capacidades off-road, despistados por su intimidante presencia, simplemente os mencionaremos un campo de pruebas donde el Land Rover Discovery demostró su verdadero potencial: el mítico Camel Trophy. Este mundialmente conocido evento que comenzó a disputarse en 1.980 como reclamo publicitario de una firma tabaquera, utilizó a lo largo de sus 20 años de existencia (hasta el 2.000) modelos de la casa británica (salvo en la primera y en la última entrega) y, de ellas el Land Rover Discovery se convirtió en auténtico protagonista en un total de 8 ediciones (de 1.990 a 1.997).
Bueno, pues tras este cuarto de siglo de recorrer los lugares más escarpados e inaccesibles del planeta, el Land Rover Discovery de 4ª generación ha recibido una ligera puesta al día antes de abordar la que probablemente sea la última etapa de su vida comercial. Hemos tenido la oportunidad de probarlo a fondo durante toda una semana y estas que a continuación os mostramos son nuestras impresiones:
Exterior
A nadie se le pasa por alto que desde hace ya algún tiempo las carrocerías evolucionadas en los túneles de viento se han generalizado también en el segmento de los todoterreno y los SUV de lujo. Por lo tanto, el Land Rover Discovery parece una obra del pasado, con un diseño diametralmente opuesto a estas tendencias, pero ahí reside también parte de su encanto, pues sus formas cúbicas y con las esquinas tan marcadas parecen derivarse directamente de… ¿un bloque de granito?
Difícilmente podréis encontrar en el panorama actual una carrocería compuesta por líneas y ángulos más rectos que los de este Discovery (salvo el caso de otros representantes de los todoterreno extremos, como es el caso del Jeep Wrangler, que también hemos probado, o el Mercedes-Benz Clase G). Esto incide muy negativamente en su, por decir algo, desfavorable coeficiente aerodinámico, con un Cx de 0,40, lo que implica, como veremos más adelante, un aumento del consumo del combustible necesario para vencer la resistencia del viento…
Lo que no podemos negar es que gracias a esas formas se genera un espacio interior realmente inigualable. En ello también tiene mucho que ver sus grandes proporciones, con una longitud de 4,829 metros, una anchura de 2,053 metros con los retrovisores plegados (y 2,200 metros con ellos extendidos) y una altura estándar que se va hasta los 1,887 metros (1,980 metros con railes de techo y barras transversales), por lo que habrá que tener cuidado a la hora de acceder a los parking, no sea que nos llevemos algún disgusto.
En esta versión equipada con suspensión neumática, es posible variar la altura de la carrocería desde la posición estándar, mediante un mando situado en la consola central, de forma que puede descender 50 milímetros para facilitar el acceso a sus ocupantes o elevarse 125 milímetros adicionales cuando abordemos un complicado tramo todoterreno.
En un modelo como éste, destinado a pasar una importante parte de su vida entre barro, piedras o roderas, resulta de vital importancia conocer sus cotas todoterreno que, dicho sea de paso, son excelentes:
- Angulo de ataque – altura estándar / altura off-road: 32,2° / 36,2°
- Angulo de salida – altura estándar / altura off-road: 26,7° / 29,6°
- Angulo ventral – altura estándar / altura off-road: 22,8° / 27,3°
- Altura libre estándar / off-road: 185 mm / 310 mm
- Distancia entre ejes: 2.885 mm
- Profundidad de vadeo: 700 mm
En el apartado estético esta 4ª generación del todoterreno anglosajón ha sido sometida a pequeños retoques, no de gran importancia, pero que sí realzan el atractivo del conjunto.
Es en el frontal donde más se aprecian estas ligeras modificaciones. Así hemos de hablar de unos renovados grupos ópticos, que en nuestra unidad de pruebas estaban formados por las opcionales luces de Xenon, de excelente rendimiento lumínico, así como por unas atractivas luces diurnas de LED.
También es nueva la parrilla así como el paragolpes delantero (de formas más recogidas y menos propenso a enganchones cuando circulemos por el campo) o las molduras donde se encastran los faros antiniebla. Entre ellos se sitúa una segunda apertura de refrigeración, la placa de matrícula y una protección para evitar dañar los bajos. Por último del borde del capot desaparece el anagrama de la firma británica dando paso ahora a la denominación DISCOVERY.
En la vista lateral se continúa con el aspecto mastodóntico del frontal, con un perfil en escalera que comienza por el capot-motor, continúa por el parabrisas y la primera parte del techo, mostrando un escalón en su parte final. Los cristales laterales, de enormes dimensiones, son parte integrante de su personalidad (sobre todo el trasero) y garantizan una óptima visibilidad de lo que ocurre alrededor. Lo mismo puede decirse de los grandes espejos exteriores.
Tampoco podemos pasar por alto las branquias laterales, ubicadas en las aletas delanteras, con el logo de la marca o la denominación del propulsor, que se sitúa ahora en las puertas.
Unos sobredimensionados aletines dan cabida a las bonitas llantas de aleación ligera de 19 pulgadas y 7 radios dobles (modelo Style 704), sobre las que se montan unos neumáticos Good Year Wrangler en medidas 255/55 R19 111V que muestran un destacado agarre en campo, cumpliendo más que dignamente a la hora de circular por asfalto.
En la trasera llama nuestra atención el gran tamaño de los grupos ópticos, en posición vertical a los lados del portón. Ningún conductor que nos siga podrá decir que no nos ha visto…
El escalonamiento al que hacíamos mención en el lateral, también se reproduce en el doble portón trasero, con unas curiosas formas del cristal para dar cabida al limpiaparabrisas. En su parte superior se ha colocado la tercera luz de freno a una altura considerable. Mientras que en la zona baja el paragolpes cuenta con un peldaño y, escondido tras una tapa desmontable, se disimula un punto de remolque trasero, muy útil a la hora de circular por el campo.
Interior
Una vez entramos en el interior de este Land Rover Discovery lo primero que nos llama la atención es el tamaño del habitáculo, fruto de las considerables medidas externas. En él pueden viajar hasta 7 adultos (con los 2 asientos opcionales) sin estrecheces ni apreturas y disfrutando de un generoso espacio vital.
El ambiente que nos encontramos es similar al que se disfruta en otras creaciones de la marca británica. Es decir, líneas sencillas, superficies lisas y una distribución homogénea y simétrica de los mandos a lo largo de la consola central. No hallaremos extravagantes diseños ni florituras ornamentales. Eso sí, la calidad percibida de los diferentes materiales empleados, con cuero, madera o aluminio por doquier, y la terminación y ajustes de los mismos están al máximo nivel.
Dicha consola central está presidida por una gran pantalla multifunción táctil, entre medias de los redondos aireadores centrales. Desde ella se gobierna el sistema de infoentretenimiento (que ha sido renovado para este año 2015), el navegador o la telefonía Bluetooth, aparte del excelente sistema de audio firmado por el especialista Meridian (con 380 vatios de potencia, 11 altavoces y subwoofer). También se pueden variar múltiples parámetros de la configuración del vehículo. Un poco más abajo se sitúa el resto de mandos que controlan el conjunto multimedia, con el curioso detalle de la presencia de un reloj analógico en el centro.
La zona dedicada a gestionar el sistema de climatización de este Discovery también destaca por su sencillez y por lo intuitivo de su funcionamiento. Nos ha gustado mucho la solvencia con la que calienta o enfría el habitáculo en pocos instantes, pese al importante volumen del habitáculo.
Seguidamente localizamos uno de los paneles de control más importantes de este todoterreno, encastrado en una base de madera. Nos referimos, claro está, a los mandos que gestionan el Terrain Response y la suspensión neumática, responsables del excelente funcionamiento del vehículo británico en los terrenos más difíciles. Además en el mismo bloque se han colocado los mandos del control de descenso (HDC), del sistema Stop&Start o el de la caja de transferencia (con la que poder seleccionar la reductora). A ambos lados se disponen dos tomas de corriente de 12 voltios para alimentar todo tipo de dispositivos electrónicos.
Ya en el plano horizontal se sitúan el mando giratorio emergente del selector de marchas de la caja de cambios automática ZF de 8 relaciones además del freno de estacionamiento eléctrico. Se completa esta zona con la presencia de un doble portavasos y una gran guantera.
Frente al asiento del conductor un volante multifunción de buen grosor y excelente tacto es el encargado de guiar a este eficaz todoterreno. Repartidos en él localizamos los mandos del sistema de audio, interruptores del control de crucero, del teléfono y del sistema de reconocimiento de voz, además de los que permiten movernos por los menús del ordenador de viaje. Es posible ajustar la posición del volante en cuatro direcciones mediante un mando eléctrico situado en la parte inferior izquierda de la columna de la dirección.
Detrás del mismo se localizan las levas que nos permitirán subir y bajar marchas manualmente cuando sea necesario y las piñas de mandos de faros, intermitentes, ordenador de viaje y limpiaparabrisas
El cuadro de instrumentos está formado por las dos grandes esferas tradicionales del tacómetro y el velocímetro. En su interior numerosos testigos y luces nos alertarán sobre las funciones activadas o el posible mal funcionamiento de alguno de los múltiples sistemas electrónicos del vehículo. En el medio de ambos relojes una pantalla informativa nos mostrará los datos de nivel de combustible, temperatura del líquido refrigerante, ordenador de viaje, temperatura exterior, etc. además de las indicaciones del navegador, del sistema de audio o la marcha engranada. Finalmente, a la izquierda del volante, localizamos el mando de los faros automáticos con selección automática de la luz de carretera.
La postura de conducción elevada no sólo resulta muy útil a la hora de circular por el campo, ayudándonos también a anticipar las reacciones de los vehículos que nos preceden, cuando lo hagamos por carretera o entre el tráfico urbano.
La sensación de luminosidad del habitáculo es muy alta, debido a la gran profusión de ventanales de generoso tamaño y a la presencia de un techo acristalado doble. En cualquier caso los efectos del astro rey en los días más calurosos del verano se ven mitigados por las cortinillas que tapan ambas porciones de techo o el tintado de los cristales traseros.
Los asientos resultan cómodos, especialmente los delanteros, con todo tipo de regulaciones eléctricas que nos permitirán encontrar la posición más adecuada y memorizarla para ocasiones posteriores. El mullido es generoso y la piel en la que están forrados de primerísima calidad, de esta manera los viajes de larga duración se convierten en un auténtico disfrute. Lo único que echamos en falta es algo más de sujeción lateral cuando realizamos una conducción extrema fuera de carretera y la carrocería adopta ángulos muy pronunciados, para todo lo demás son de sobresaliente.
Atrás pueden viajar 3 adultos con total comodidad, si bien el respaldo de la plaza central tiene formas menos anatómicas que los laterales. El hueco para las piernas es muy amplio, pese a la presencia de un prominente túnel central de transmisión. La cota de altura es una auténtica referencia, con espacio de sobra incluso para los pasajeros más altos.
Los 3 asientos de esta segunda fila pueden reclinarse o plegarse de manera individual (en una proporción 35/30/35), ganando muchos enteros en cuanto a practicidad se refiere y posibles configuraciones a adoptar en función del pasaje o la carga a transportar, obteniéndose una superficie totalmente plana.
La tercera fila está formada por 2 asientos escamoteables independientemente bajo la superficie del maletero. Se despliegan y recogen con facilidad y su robustez es acorde a la observada en el resto de asientos, aunque su almohadillado y comodidad esté algunos puntos por debajo. Para poder acceder a dichas plazas bastará con hacer bascular los asientos laterales de la segunda fila. Hay espacio de sobra, pero las personas menos ágiles sufrirán algo más.
Maletero
Para tener acceso al interior del maletero primero hemos de abrir el portón trasero, que es de doble hoja dividido horizontalmente. Sus formas asimétricas no dejan de ser curiosas, pero permiten un gran practicidad, puesto que la parte superior nos servirá de refugio cuando llueva o nieve y la inferior (totalmente enrasada con la base del maletero) actuará como un práctico asiento para cambiarnos de ropa o calzado, siempre a cubierto. El único inconveniente que presenta esta configuración llega a la hora de alcanzar los objetos situados más al fondo del gigantesco maletero…
El hueco disponible cuenta con unas proporciones difícilmente imaginables hasta que no lo ves con tus propios ojos. Según los datos oficiales es capaz de albergar 1.260 litros, con los asientos de la segunda fila en posición vertical y nada menos que 2.558 litros con dichos asientos plegados (siempre medidos hasta el techo). Si están ocupadas las 7 plazas disponibles, entonces la capacidad se reduce hasta los 280 litros, lo cual no está nada mal.
Utilizando sólo 5 plazas las dimensiones del área de carga son de 1,027 metros de alto por 1,235 metros de ancho y 1,125 metros de profundidad que, en el caso de abatir la segunda fila de asientos, puede llegar hasta los 1,950 metros. Con lo que obtenemos un espacio inmenso, de formas cúbicas y muy aprovechables, en el que podremos transportar casi cualquier cosa que se nos ocurra o necesitemos.
Los 2 asientos de la tercera fila pueden plegarse individualmente con lo cual podremos llevar bultos de casi 2 metros de longitud en una mitad del coche sin tener que renunciar a poder transportar hasta 5 personas al mismo tiempo.
¿Y la rueda de repuesto? Pues en este caso se ha trasladado al exterior, en los bajos del vehículo, ocupando un hueco perfectamente dispuesto para la ocasión y en el que tiene cabida una rueda de tamaño estándar, con la tranquilidad que otorga en el caso de que tengamos un pinchazo en medio del campo. El único inconveniente deriva de su localización en una zona muy expuesta a la suciedad.
En esta versión, con 7 plazas, el kit de herramientas está guardado detrás de una trampilla, en un lateral del espacio de carga. También contamos con tomas de corriente auxiliar, huecos para la pequeña impedimenta y anclajes para redes de carga o pulpos.
Mañana continuaremos con la segunda parte de esta prueba a fondo del Land Rover Discovery.
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